CUANDO CAMBIAS TU ENERGÍA, CAMBIAS TU VIDA
Cuando digo que todo en la vida es energía, lo digo desde un lugar en el que lo siento profundamente. Sé que lo habrás oído mil veces y puede que te suene a cliché, pero la verdad es que, si miras bien, verás que todo lo que te rodea vibra en una frecuencia única. Cada persona, cada situación, cada palabra que sale de tu boca tiene una energía particular. Y esa energía es la que te moldea y crea tu realidad.
Ahora imagina por un momento que te levantas un día y lo primero que sientes es un cansancio que parece haberse pegado a tu piel, una tristeza que no sabes de dónde viene, pero que está ahí, como una sombra que te sigue. Empiezas el día y, sin darte cuenta, ya llevas esa energía a todo lo que haces. Te sientas con tu café y el primer sorbo no sabe igual, te cruzas con alguien y la conversación no fluye, trabajas y todo parece pesado, cuesta arriba. Y así, poco a poco, esa energía que llevas dentro empieza a contagiar todo lo que te rodea. Porque la energía es contagiosa y, cuando está baja, atrae más de lo mismo.
Lo que no siempre nos damos cuenta es que esa energía no es algo fijo. No es una cadena que llevamos atada al pie y que no podemos cambiar. La energía se transforma, se mueve, cambia de forma, de color y de intensidad. Es maleable, se puede moldear y cambiar. Y tú, con cada pensamiento, con cada decisión, con cada acción, eres quien decide el estado de tu propia energía. Tienes el poder de cambiarla, de darle una nueva forma y de elevarla.
Hay momentos en la vida en los que todo parece estancado. Como si estuvieras caminando en un pantano, con los pies hundidos en el barro. Cada paso que das parece requerir un esfuerzo sobrehumano y sientes que no avanzas, que por mucho que lo intentes, sigues en el mismo lugar. Sin embargo, en esos momentos es cuando es más importante recordar que tienes el poder de cambiar tu energía, porque cambiarla no es cuestión de magia ni de esperar a que algo externo te rescate, sino de una elección. Es decirle a esa parte de ti que se siente derrotada: «Hoy decido ver las cosas de otra manera».
Te cuento un secreto: cuando cambias tu energía, cambias tu vida. No es una metáfora bonita, es real. Cuando decides hacer un cambio, por pequeño que sea, en cómo te sientes, en cómo te hablas, en cómo piensas, todo empieza a moverse de manera diferente. Es como si el universo respondiera a tu nuevo estado vibracional, alineándose con él y enviándote señales de que estás en el camino correcto.
La vida no siempre será fácil. Lo sabemos. Habrá días en los que te sientas abrumada, en los que pienses que no puedes más. Pero en esos días, te invito a hacer una pausa, a conectar contigo misma, a preguntarte:
¿Cómo está mi energía hoy?
¿Cómo me estoy sintiendo realmente?
Y si la respuesta es que tu energía está baja, que te sientes apagada, entonces es momento de hacer algo al respecto.
A veces, cambiar tu energía puede ser tan sencillo como darte un baño de sal para limpiar toda esa carga emocional que has acumulado. O tal vez sea salir a caminar bajo el sol, dejando que el aire fresco te llene los pulmones. Otras veces, puede ser escuchar una canción que te hace sentir viva, o simplemente tomarte unos minutos para respirar conscientemente, para regresar a tu centro.
Cambiar tu energía también implica soltar lo que ya no te sirve. Eso incluye pensamientos limitantes, relaciones que te drenan, hábitos que te mantienen en un ciclo de negatividad. A veces, tenemos que dejar ir para poder hacer espacio a lo nuevo, a lo que realmente nos eleva.
Y aquí viene la parte más importante: cambiar tu energía no es algo que suceda una vez y ya está. Es un compromiso diario contigo misma. Es elegir cada día cómo quieres vibrar en este mundo. Es un proceso continuo de estar atenta a cómo te sientes, de darte permiso para hacer ajustes cuando sea necesario. Porque la energía no es estática, y tú tampoco deberías serlo.
Hay una frase que me encanta y que creo que resume todo esto de manera perfecta: “Donde pones tu atención, pones tu energía”. Si pones tu atención en lo que te hace sentir bien, en lo que te nutre, en lo que te inspira, tu energía inevitablemente cambiará. Y con ese cambio, empezarás a atraer a tu vida más de lo que realmente deseas.
Recuerda, no se trata de fingir que todo está bien cuando no lo está. No se trata de ignorar tus emociones o de negar tus experiencias. Se trata de ser consciente de tu energía, de tomar las riendas de cómo te sientes y de hacer lo necesario para elevarte, para alinearte con lo que realmente quieres ser y experimentar.
Así que hoy, te invito a hacer una pausa, a respirar profundo y a preguntarte:
¿Cómo está mi energía?
¿Cómo puedo transformarla hoy para sentirme más viva, más conectada, más en paz?
Porque, créeme, cuando cambias tu energía, todo a tu alrededor empieza a cambiar también. Y eso, amiga, es uno de los mayores poderes que tienes en tus manos.
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