LA LIBERTAD DE ESCRIBIR: Escribe Solo por Diversión. Libera tu Mente y Disfruta el Momento.
Escribir por el puro placer de escribir. Qué concepto tan sencillo y tan liberador a la vez.
Es como cuando éramos niños y cogíamos una caja de lápices de colores para llenar una hoja en blanco, sin importar si los colores quedaban dentro de las líneas o si el cielo era verde y la hierba azul. Era pura diversión, pura creatividad sin limitaciones, sin el miedo al qué dirán, sin la presión de hacerlo bien. Es ese instante mágico en el que las palabras fluyen como un río y tu única preocupación es disfrutar del camino.
¿Recuerdas esa sensación de estar presente, perdido en tu mundo imaginario, sin pensar en nada más? Eso es lo que significa escribir solo por el placer de hacerlo. Es sentarte frente al papel o a la pantalla y dejar que las ideas fluyan como quieran, que se muevan a su ritmo, sin críticas, sin reglas, sin esa voz interna que te dice que esto no es lo bastante bueno.
Porque aquí lo bueno es lo que te hace sonreír, lo que te divierte, lo que te deja esa sensación de haber jugado, de haberte conectado con algo que es por completo tuyo.
Cuando te permites escribir así, dejas que el miedo se quede en la puerta. Le das una patada a las expectativas, esas que muchas veces no son ni siquiera tuyas, sino de un mundo que te dice cómo deberías ser o escribir. Las críticas se desvanecen porque, con sinceridad, en ese momento te da igual. No estás escribiendo para impresionar a un editor, ni para cumplir un plazo, ni para recibir aplausos. Estás escribiendo porque sí, porque te da la gana, porque hay una historia dentro de ti que quiere salir a jugar y no le importa si alguien la lee o no.
Es en ese juego donde redescubres la verdadera esencia de la escritura: el disfrute. El placer de juntar palabras que te hacen cosquillas por dentro, que te arrancan una sonrisa o te provocan una carcajada o que te emocionan hasta las lágrimas. Escribir por escribir, sin más. ¿Y sabes qué? Ahí, en ese rincón donde te permites ser libre, es donde ocurren las cosas más maravillosas. Porque cuando te sueltas, cuando te dejas llevar, cuando te olvidas de que hay un público ahí fuera esperando algo de ti, es cuando las mejores historias aparecen.
Porque, al fin y al cabo, ¿Quién dijo que todo lo que creamos debe ser compartido o juzgado?
Hay un valor inmenso en escribir solo para ti, en crear un espacio donde puedes ser tú mismo, sin filtros, sin juicios, sin pensar en el final. Solo tú y tus palabras, en un mundo creativo que es solo tuyo, que nadie puede tocar ni cambiar. Es un regalo que te das a ti mism@, un momento de conexión contigo y con tu propia imaginación.
Hoy, en lugar de preocuparte por lo que otros piensen de tu escritura, coge tu mejor libreta y un bolígrafo o tu ordenador y abre un nuevo documento y escribe por diversión, sin pensar en la estructura, sin buscar la perfección, sin preocuparte por las críticas.
Escribe por el simple hecho de disfrutar, de conectar con ese niño interior que una vez dibujaba soles verdes y nubes rosas. Porque la vida ya tiene suficientes presiones y la escritura no debería ser una de ellas.
Hoy, te invito a jugar. A escribir sin reglas, sin plan, solo por el puro placer de ver qué sale.
Al final, lo que de verdad importa no es el destino, sino el viaje.
Y escribir solo por diversión es uno de los viajes más bellos que puedes emprender.
Adelante.

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