DIVIDIRSE ENTRE EL TRABAJO Y TU PASIÓN
Hay momentos en los que te sientes atrapada entre dos mundos que parecen no tener espacio para coexistir.
Por un lado, está el trabajo, ese que ocupa la mayor parte de tus horas diarias, que a veces sientes como una pesada carga, pero que, al mismo tiempo, te da estabilidad.
Y por otro, está tu pasión, esa llama que arde en el fondo de tu ser y que, a menudo, solo tiene breves momentos para brillar entre el caos cotidiano.
Dividirte entre ambos puede parecer un desafío casi insuperable, un desafío constante entre deber y deseo.
A menudo me encuentro en ese tira y afloja, en ese punto donde el reloj parece tener más poder que mis sueños.
Te despiertas con una lista de tareas que parece interminable, con la sensación de que, a medida que el día avanza, vas dejando atrás los pequeños momentos que te hacen sentir viva.
La pasión, esa chispa de creatividad y emoción, queda relegada a las migajas de tiempo que logras rascar entre las obligaciones. Y entonces, en medio del frenético ritmo del trabajo, te preguntas si alguna vez encontrarás el equilibrio perfecto, o si siempre estarás condenada a sentir que nunca haces justicia a lo que en realidad amas.
Pero, ¿y si te dijera que no es necesario encontrar un equilibrio perfecto?
En lugar de luchar contra la realidad de tu agenda, tal vez lo que necesitas es redefinir cómo te relacionas con tu pasión dentro de ese marco.
No se trata de dividirte en dos partes, sino de encontrar maneras de integrar lo que amas con lo que haces.
Quizá no puedas dedicarle horas interminables a tu pasión cada día, sin embargo, sí que puedes permitirte esos pequeños momentos de conexión y esos espacios de tiempo que transforman un simple día laboral en una experiencia enriquecedora.
Cuando compartes tu tiempo entre el trabajo y tu pasión, puede ser útil hacer un esfuerzo consciente para reservar momentos de calidad para lo que de verdad te mueve.
No se trata solo de la cantidad de tiempo, sino de la calidad de esos instantes. Permítete sentir la satisfacción de avanzar en tu pasión, incluso si solo es en pequeñas dosis. Aprovecha esos momentos para explorar, para crear, para sentirte conectada con lo que amas, sin dejar que la presión del tiempo te agobie.
Dividirte entre el trabajo y tu pasión no significa que debas renunciar a uno en favor del otro. En lugar de ver esta dualidad como un conflicto, intenta observarla como una oportunidad para crecer y enriquecer tu vida.
Encuentra maneras de hacer que tu pasión forme parte de tu día a día, sin importar cuán limitado sea tu tiempo. Porque al final, se trata de cómo haces que esos fragmentos de tu vida cuenten, cómo llenas tus días de momentos que te hacen sentir completa, incluso en medio de la rutina.
Recuerda, no es el tiempo que dedicas a cada cosa lo que cuenta, sino cómo haces que cada momento sea significativo. En este puente entre el trabajo y la pasión, encuentra lo que resuena contigo y permite que ambos mundos se entrelacen en una grata realización y total plenitud.
Con amor, Isabel.

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